En un giro inesperado después de la derrota de la Selección Argentina ante Uruguay en La Bombonera, Boca Juniors emitió un comunicado explosivo, anunciando la clausura del estadio por parte de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad, que alegó la supuesta superación de la capacidad de aforo permitida.
La noticia, que sacudió al mundo del fútbol, llegó a través de las redes sociales del club, apenas unas horas después del partido disputado en el mítico estadio. El comunicado, emitido en la madrugada del viernes, dejó claro que la decisión de clausurar el estadio no fue bien recibida por la institución, especialmente en un momento tan crucial a pocas semanas de las elecciones en el club.
En el comunicado, Boca negó vehementemente las acusaciones de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad, y sugirió que estas reflejaban una cierta «animosidad» hacia el club. Este inesperado giro legal y administrativo agregó más drama a una situación que ya era tensa después de la derrota de la selección nacional.
La Bombonera, un ícono del fútbol mundial y sede de momentos históricos, no es ajena a la polémica. En febrero de este año, la tercera bandeja del estadio ya había sido clausurada debido a «carencias y deficiencias edilicias». La capacidad del estadio y la gestión de la venta de entradas también habían estado bajo escrutinio, con una investigación en curso por parte de la Fiscal Celsa Ramírez sobre la figura de Cristian Riquelme, hermano del vicepresidente y candidato a presidente del club, Juan Román Riquelme.
La situación se complica aún más debido a la proximidad de las elecciones en Boca Juniors. La institución ha declarado en su comunicado que, a pesar de no haber superado la capacidad máxima del estadio, la Agencia Gubernamental de Control del GCBA decidió la clausura, lo que interpretan como un acto de hostilidad.
Este episodio deja al estadio en un estado de incertidumbre, afectando no solo la imagen de Boca Juniors sino también la experiencia de los fanáticos que esperan ansiosos el regreso de la actividad futbolística al emblemático estadio. En medio de las acusaciones y las negaciones, La Bombonera se encuentra nuevamente en el ojo de la tormenta, enfrentando desafíos tanto deportivos como administrativos.